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Palacio ducal de Villahermosa

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Cuidadosamente restaurado por Romero Aguirre, a petición de la duquesa doña Pilar Azlor de Aragón, es un magnífico ejemplo de arquitectura-civil y uno de los más suntuosos palacios que cabe admirar hoy en Aragón. Su construcción se debe, en la parte más antigua, a don Martín de Gurrea y Aragón (1550-1581), aun cuando el proyecto de edificación pudo haberse planteado con su antecesor, don Alonso Felipe, según escribiera el P. Muniesa. Edificio de dos plantas, hecho en ladrillo, al que las sucesivas remodelaciones barrocas y neoclásicas no han alterado en lo sustancial el carácter renacentista que se desprende de su fachada y de su patio interior cuadrado, con porche adintelado de columnas dóricas en piedra, a través del cual se accede a la monumental escalera de honor que conduce a la planta noble del palacio. Y el aire italianizante se acentúa por el gran jardín que encierran sus muros, enriquecido con fuentes y esculturas.

En el interior, las enormes estancias y corredores custodian un extraordinario museo de obras de arte de diferentes estilos y cronología, indiscutible demostración del mecenazgo y afán cultural de sus habitantes. Así, cabe recordar un monumental Calvario pintado al temple, sobre tabla, que procede de Alcalá de Ebro (Z.), de un maestro napolitano giottesco, hacia 1340-1350. Además una Virgen con el Niño, en altorrelieve, mármol florentino cuatrocentista, traída por don Alonso Felipe en uno de sus viajes y, de la misma procedencia, el gran Crucificado en madera policromada, de taller flamenco, objeto de singular devoción de la «Santa Duquesa», que representa estilísticamente la transición del gótico al renacimiento. Notable interés ofrece la galería de retratos de las Casas de Luna y Villahermosa, realizada por encargo del duque don Martín de Gurrea por el pintor flamenco Roland de Mois (+ 1592), que vino a Zaragoza en 1559 en el séquito del duque de Villahermosa como pintor privado suyo. Son obras al óleo sobre lienzo, de gran valor iconográfico, de las que en el siglo XIX, Carderera realizaría copias, a menor escala, sobre cobre, que se guardan en el mismo palacio de Pedrola. Junto con otros cuadros de artistas tan afamados como Antolínez, Juan B. Tiépolo, Goya (en especial su retrato de Ramón Pignatelli, en la biblioteca del palacio), Francisco Bayeu, Sorolla… Más muebles de estilo, porcelanas de Sèvres, tapices de Gobelinos, artesonados renacentistas…