Publicado el día 1 de octubre de 2018
Hasta el 5 de octubre se puede visitar en el hall de la Biblioteca Municipal una exposición fotográfica basada en un reportaje del New York Times que cuenta la historia de 3 niños y niñas refugiados que por su situación no pueden recibir una educación como el resto.
Casi 60 millones de personas viven desplazadas de sus hogares por la guerra y la persecución, más que en cualquier momento desde la Segunda Guerra Mundial. Y la mitad son niños. Por eso, gracias a esta exposición se pretende acercar sus vidas a los estudiantes españoles.
El trabajo muestra las fotografías de Lynsey Addario, prestigiosa fotoperiodista americana, premio Pulitzer 2009. La exposición, basada en el reportaje multimedia «The Displaced» del New York Times, cuenta la historia de tres de niños refugiados en Sudán, El Líbano y Ucrania.
Hana es una niña Siria que lleva 3 años sin pisar su casa. Vive en una tienda de lona y madera en un campo de refugiados, desde el que puede ver las montañas que dividen el Líbano y Siria.
Oleg vivía con sus padres en un pueblo de Ucrania, hasta que en 2014 estallaron los combates, un proyectil impactó en su habitación y su escuela fue devastada.
Chuol, de 9 años, tuvo que huir cuando los combatientes asolaron su poblado del Sur de Sudán, tras el asesinato de su padre y su abuelo. Después de semanas vagando por las aguas de un pantano, entre cocodrilos y serpientes, se unió en una pequeña isla a otros 80.000 desplazados.
En sus rostros se mezcla la inocencia de la niñez con la dura huella del dolor. Los niños no tienen elección alguna en la materia. No pueden estar en ningún otro lugar o tener una edad distinta. Sólo pueden resistir, y lo hacen, milagrosamente. ¿De dónde viene esta capacidad? ¿Son los niños capaces de recuperarse tan rápidamente de la adversidad a causa de su inexperiencia, porque no se dan cuenta de todo el mal que realmente sufren? ¿O son capaces de perderse en un partido de fútbol o jugando al pilla-pilla, porque tienen una mayor capacidad que los adultos para vivir enteramente el presente?
La materialización de las historias ayudará a los alumnos a acercarse a estas realidades, pudiendo conocer el día a día de ellos, y haciendo una reflexión de lo micro a lo macro sobre las diferencias de acceso a la educación con otros países menos avanzados.